lunes, 22 de noviembre de 2010

Guerra de Vietnam

Guerra de Vietnam

La Guerra de Vietnam, llamada también Segunda Guerra de Indochina, fue un conflicto bélico que enfrentó entre 1964 y 1975 a la República de Vietnam, o Vietnam del Sur, apoyada principalmente por los Estados Unidos, contra la República Democrática de Vietnam, o Vietnam del Norte, apoyada por el bloque comunista, en el contexto general de la Guerra Fría. En el bando de Vietnam del Norte murieron 10 veces más que en el del Sur. Aún así, tras el fin de la guerra, con el triunfo del norte comunista sobre el sur, la guerra de Vietnam quedó marcada en la moral y la opinión pública como la segunda derrota en la historia militar de los Estados Unidos, después de la Guerra de Corea.

Las facciones en el conflicto fueron, por un lado la República Democrática de Vietnam con el apoyo de movimientos guerrilleros norvietnamitas como el Viet Cong o Frente de Liberación Nacional (NLF, por sus siglas en inglés) y de suministros soviéticos y chinos. Por el otro lado, la República de Vietnam con el apoyo militar y logístico de los Estados Unidos. En ayuda de los estadounidenses también participaron tropas de combate de Australia, Corea del Sur, Filipinas, Nueva Zelanda y Tailandia. Otros países como Alemania, Irán, Marruecos, Reino Unido y Suiza contribuyeron con suministros materiales y equipamiento médico. Contingentes testimoniales en apoyo de los Estados Unidos fueron enviados por Taiwán y España, que movilizó a un reducido grupo de médicos militares en misión sanitaria.

La guerra se distinguió por transcurrir sin la formación de las tradicionales líneas de frente, salvo las que se establecían alrededor de los perímetros de las bases o campos militares, de manera que las operaciones se sucedieron en zonas no delimitadas, proliferando las misiones de guerra de guerrillas o de "búsqueda y destrucción", junto con acciones de sabotaje en las retaguardias de las áreas urbanas, el uso de la fuerza aérea para bombardeos masivos y el empleo extensivo de agentes y armas químicas, constituyendo estas últimas operaciones violaciones de diversas convenciones internacionales de guerra que prohíben la utilización de armas químicas y biológicas.

La cobertura del conflicto realizada por los medios de comunicación permitió la denuncia de las frecuentes violaciones y abusos de los derechos humanos cometidos por los dos bandos, pero autores como Luciano Garibaldi afirman que atraían mucho más la atención las perpetradas por Estados Unidos, alimentando así la creciente oposición de la opinión pública occidental hacia la intervención estadounidense.

Ante la contestación y división de la sociedad estadounidense, los acuerdos de paz de París en 1973 supusieron la retirada de las tropas estadounidenses y el cese de su intervención directa, pero no lograron poner fin al conflicto. Éste prosiguió hasta que, en 1975, tras la toma de Saigón, se forzó la rendición incondicional de las tropas sudvietnamitas y la unificación del país, bajo el control del gobierno comunista de Vietnam del Norte, con el nombre de la República Socialista de Vietnam, el 2 de julio de 1976.

Un dato específico que le añade extremada crudeza e infamia al conflicto es el escalofriante número de víctimas civiles. Según datos de organismos internacionales y en conjunto con el gobierno de Hanoi, para 1975, la guerra habría causado la muerte de entre 3,8 y 5,7 millones de personas, la mayoría de ellas civiles, y graves daños medioambientales. Estas enormes cifras de muerte marcan a la guerra de Vietnam como "quizás" el conflicto más sanguinario después de la Segunda Guerra Mundial.

Para los Estados Unidos, el conflicto resultó ser la confrontación más larga en la que se han visto envueltos. Surgió el sentimiento de derrota o Síndrome de Vietnam en muchos ciudadanos, lo que se vio reflejado en el mundo cultural y la industria cinematográfica, así como en un repliegue de la política exterior hasta la elección de Ronald Reagan en 1980. El precio de la guerra en vidas para los Estados Unidos fue de 58.159 muertes y 2.000 desaparecidos.

Las tensiones de la guerra fría finalmente desembocaron en una guerra abierta en Vietnam. Al principio, los Estados Unidos le proporcionaron al sur ayuda militar solamente. Pero durante la década de los sesenta comenzaron a enviar soldados, cuyo número se elevó a más de medio millón antes de concluir la década.
La Historia de Vietnam comenzó hace 2700 años. El rey vietnamita Trần Nhân Tông utilizó sus dotes diplomáticas para alcanzar un acuerdo de paz. Vietnam accedió a pagar tributos a China para evitar más enfrentamientos. Este periodo de relativa independencia finalizó a mediados del siglo XIX cuando el país fue colonizado por el imperio francés. Durante la Segunda Guerra Mundial, el imperio nipón expulsó a los franceses para ocupar la península de Indochina, aunque retuvieron a los administradores franceses para que mantuvieran el engranaje de la colonia. Tras la guerra, Francia deseó restablecer su mandato colonial pero fracasó en el intento. La conferencia de Ginebra separó el país en dos mitades con la promesa de que se celebrarían elecciones democráticas para reunificar el país.

Preliminares

Estados Unidos ya estaba en Indochina décadas antes de comenzar su intervención directa en el conflicto. En la imagen, helicópteros UH-1D recogen soldados del 2º batallón del 14º regimiento de infantería estadounidense durante la operación "Wahiawa", noroeste de Cu Chi, 1966. US Archive
 
Pese a que colecciones como Nam, Crónica de la guerra de Vietnam comienzan a tratar el tema en profundidad desde el 8 de marzo de 1965, cuando los marines desembarcaron en la base Đà Nẵng, otros autores, como es el caso Peter Arnett, vienen a unirla con la Guerra de Indochina en un solo conflicto; este último autor lo llama La guerra de los 10 000 días.

En la Guerra de Indochina los comunistas del Viet Minh lucharon contra el colonialismo francés. Pero no debe considerarse que la metrópoli combatía en solitario contra todo el pueblo vietnamita; los nacionalistas apoyaron durante todo el conflicto a los franceses, incluso en la angustiosa Batalla de Dien Bien Phu, donde estaban cercadas las mejores tropas francesas y se consideraba casi imposible levantar el asedio, siempre salían voluntarios vietnamitas dispuestos a saltar en paracaídas sobre la posición.

Al principio de aquel conflicto Estados Unidos ayudó a Francia con el 20% de los gastos, aproximadamente. Al terminar ya contribuía con el 80% del esfuerzo bélico y llegó a ofrecer a los franceses dos armas nucleares, que éstos rechazaron por no considerarlas útiles. Pese a no prestarles todo el apoyo solicitado por los colonizadores, el presidente Eisenhower envió asesores y ayuda, especialmente aérea. Así, un tercio del material llevado a Dien Bien Phu formaba parte de la ayuda estadounidense.

Tras la derrota francesa y los acuerdos obtenidos en la Conferencia de Ginebra de 1954, el apoyo estadounidense al régimen de Ngo Dinh Diem en Vietnam del Sur continuó, lo mismo que la oposición casi total de la administración estadounidense a la unión de las dos naciones llamadas Vietnam.7 Por su parte, Vietnam del Norte continuó recibiendo ayuda de China y en mucha menor medida de la URSS. En un principio la ayuda militar recaía principalmente en la primera nación, especialmente con armas ligeras y portátiles; pero al mismo tiempo con este tipo de envíos Pekín trataba de marcar las líneas maestras que debían seguir los vietnamitas, como comenta María Teresa Largo.

Vietnam se reunifica

Aunque en los acuerdos de Ginebra se aprobaba la independencia de Camboya, Laos, Vietnam del Norte y Vietnam del Sur se incluyó una cláusula por la cual se celebraría un referéndum en 1958 para decidir si los dos Vietnam seguían por separado o se reunificarían.

Pero antes de que dicho referéndum se llevara a cabo, Ngo Dinh Diem dio un golpe de estado y anuló los comicios. Al mismo tiempo la escasa entidad de Vietnam del Sur como país y la enorme corrupción existente en el gobierno, provocó que el régimen de Ngo Dinh Diem se hiciese tremendamente impopular. Ante esta situación ocurrieron dos acciones paralelas, pero complementarias:

• Comienzo de la presión de Vietnam del Norte sobre el Sur en forma de entrega de suministros y armas a los opositores al régimen pro occidental.
• Lenta creación de un movimiento de resistencia contra el régimen dictatorial del presidente Diem denominado Frente Nacional de Liberación de Vietnam, más conocido como Vietcong. El Vietcong comenzó la lucha en 1960 para lograr la caída del régimen de Saigón y la reunificación del país. Su táctica consistía en la guerra de guerrillas que tantos éxitos les trajo en el conflicto anterior.

Al Vietcong le resultaba muy fácil conseguir voluntarios para terminar con un gobierno incompetente, represivo y corrupto. Un aldeano que se unió a ellos declaró que cuando llegaba el cobrador de impuestos exigía a los habitantes del pueblo los tributos y cuando se marchaba prácticamente no les quedaba nada; además el Vietcong contaba con buen número de veteranos del Viet Minh que habían derrotado a los franceses una década antes, aunque la mayoría de aquellos veteranos fueron repatriados al norte tras la Guerra de Indochina.

El presidente Diem murió en 1963 en un golpe de estado, patrocinado por la administración estadounidense de John Fitzgerald Kennedy a quien no le convenía apoyar a un general católico dentro de un país con otra mayoría religiosa; escenas como la que dio la vuelta al mundo de un monje budista sentado en una calle y cubierto por las llamas por el ritual bonzo, para protestar contra la guerra, marcaban las diferencias religiosas entre los dirigentes y su pueblo. Diem, a pesar de su mano dura era el único jefe de estado capaz de controlar la agresión de las guerrillas. Diem fue sustituido por el débil y falto de voluntad Nguyen Van Thieu.


Mientras en Vietnam del Norte la cancelación del referéndum no constituyó un escollo insalvable. Su presidente Ho Chi Minh, Vo Nguyen Giap como ministro de Defensa y el politburó, consideraron la independencia de Francia como un paso más de su estrategia a largo plazo. Según esta estrategia la reunificación del país por votación o por la fuerza sería el siguiente paso, e incluso más aún con la posterior dominación de toda Indochina (viejo sueño vietnamita desde la Edad Media).
Los combates por parte de los guerrilleros del Vietcong comenzaron pronto ayudados por los comunistas del norte en forma de envíos de munición, armas, víveres y otros enseres por ruta marítima. También se realizaron algunos envíos por tierra en lo que después fue la famosa Ruta Ho Chi Minh; pero inicialmente los hombres del sur llevaron la iniciativa ayudados desde el mar.

Por su parte el ARVN, el Ejército de Vietnam del Sur, resultaba muy ineficaz luchando en su propio país. El armamento poco adecuado, los escasos pilotos de helicópteros nativos y especialmente la gran corrupción e ineptitud de sus mandos (la mayoría colocados por compromisos políticos entre familias con una escasa cualificación militar y aún más escaso valor) hacían que los soldados del sur se arriesgasen lo imprescindible; incluso viendo luchar a sus compañeros a escasas decenas de metros, no tuvieran confianza en sus mandos y no siguieran las mínimas obligaciones de un soldado. Como ejemplo valga el testimonio de un estadounidense que se asombraba al verlos hacer guardia con una radio a todo volumen.

A pesar de los puntos a favor de los insurgentes, las victorias y la dominación masiva de territorio se dieron cuando llegaron los hombres del norte (como se les ha llamado algunas veces a los soldados del EVN1 ), porque pese a lo que pueda parecer, no todos los vietnamitas del sur veían con buenos ojos a los comunistas. Tampoco el Vietcong confiaba mucho en sus aliados, y éstos no terminaban de vencer su resistencia a obedecer las órdenes dadas desde Hanoi.

Por estas razones el régimen del Sur no se desmoronó; pero cada vez cedía más territorio. En 1965, año de la intervención directa de Estados Unidos, aproximadamente el 60 % del país estaba en poder del Vietcong y no había expectativas de un cambio en la tendencia porque la iniciativa en los combates la llevaban los guerrilleros y los soldados del Norte.

Estados Unidos y la Teoría del dominó

Los avances del comunismo preocupaban a Estados Unidos desde casi el fin de la Segunda Guerra Mundial. Países como Malasia, Indonesia o Filipinas habían estado muy cerca de caer del lado comunista; ya lo habían hecho China, Vietnam del Norte, Birmania, Cuba y todas las naciones europeas bajo la ocupación soviética.

Estados Unidos temía quedar rodeada de una constelación comunista de la que Vietnam sería una pieza más de una cadena. Era la teoría del dominó.

A las razones políticas de geoestrategia se unen los intereses económicos de las empresas estadounidenses en esa región. Ya en la época del presidente Eisenhower, se le había instado al apoyo de los franceses para mantener bajo control las explotaciones de caucho, tungsteno, estaño (todos ellos materias primas estratégicas) además del famoso arroz y opio vietnamita, por las que Vietnam era considerada La Joya de Asia.

Esta fue la razón por la que Kennedy continuó con las ayudas al régimen del Sur y el envío de asesores (hasta llegar a unos 60.000). En la década de los 50, Estados Unidos ya había ayudado económicamente a otras naciones y había comenzado la Carrera espacial para conseguir que países como Indonesia no cambiaran de bando. El caso indonesio fue un éxito y la posibilidad de repetirlo se consideraba posible.
Al principio los asesores estadounidenses estaban allí para instruir al Ejército de Vietnam del Sur en tácticas, mantenimiento de aviones y helicópteros, formación de una defensa irregular en las Tierras Altas Centrales y otras funciones auxiliares; pero no tenían permiso para intervenir en los combates y mucho menos para preparar acciones contra los guerrilleros; aunque se rumorea que más de una vez se saltaron esta prohibición en la que sería, quizá, la primera de una larga lista de violaciones jurídicas e ilegalidades que harían famosa esta guerra. En julio de 1959 el comandante Dale Buis y el sargento Chester Ovnard fueron los primeros estadounidenses muertos en Vietnam durante los ataques a la base de Bien Hoa.

 
El comienzo

Retrato oficial del presidente Lyndon B. Johnson en enero de 1969, el principal impulsor de la guerra en Vietnam
 A lo largo de la década de los 60 los asesores estadounidenses habían sido atacados en varias ocasiones e incluso existen rumores de que participaron en operaciones de búsqueda y destrucción junto a los vietnamitas o de forma individual; pero lo que finalmente desencadenó la intervención total estadounidense en la guerra fue el denominado "Incidente del Golfo de Tonkin" el 2 agosto de 1964 cuando el destructor estadounidense USS Maddox que navegaba en una mision de recoplilación de información por el anteriormente mencionado golfo y en aguas internacionales fue atacado por tres lanchas torpederas norvietnamitas que lanzaron dos torpedos que no alcanzaron al destructor siendo una torpedera norvietnamita destruida. El día 3 agosto se une al USS Maddox el destructor USS C.Turner Joy. Continuaron la misión y en la noche del 4 de agosto detectaron en el radar cinco objetos sospechosos que se dirigían hacia ellos en formación de ataque, los dos destructores abrieron fuego y presuntamente hundieron dos lanchas, siendo este segundo ataque a día de hoy motivo de controversia aun. El presidente Lyndon B. Johnson decidió actuar y ordenó el día 5 de agosto atacar con aviones procedentes de los portaaviones USS Ticonderoca y USS Constellation a la flota norvietamita, destruyendo 8 barcos, dañando otros 21, y destruyendo las instalaciones petrolíferas en Hon Gai, perdiendo los estadounidenses 2 aviones por fuego antiaéreo.

Siendo verdad o no este presunto segundo ataque, resultó el desencadenante definitivo para que Johnson solicitara al Congreso aprobar la Resolución del Golfo de Tonkín. Esta resolución conferiría plenos poderes para que los asesores presentes en Vietnam realizaran operaciones fuera del recinto de sus bases, además de poder incrementar la presencia militar en ese país. A estos factores debe añadirse el de ser campaña electoral en Estados Unidos y necesitar Johnson mostrar una imagen de fuerza ante el comunismo que le permitiese ganar votos, incluso su rival tuvo que apoyar la petición.

El Congreso aprobó la Resolución solicitada por el Presidente unos días después de los mencionados ataques. Entonces el gobierno de los Estados Unidos tenía lo que se calificó como el camisón de la abuela, donde debajo cabe todo. A principios de marzo de 1965 desembarcaron en la base de Da Nang los 3.500 marines que se unirían a los 22.500 asesores que ya servían en Vietnam.

Pese a lo que pudiera parecer por la marcha que tomaron posteriormente los acontecimientos, el primer contingente de marines fue muy bien recibido por los habitantes de Da Nang, donde deseembarcaron en marzo de 1965 para proteger la importante base aerea. Al mismo tiempo, en Estados Unidos, el apoyo popular rondaba el 60% de la población; pese a que las protestas en contra y las denuncias al descaradamente clasista sistema de reclutamiento comenzaron muy pronto.

Tampoco debe pensarse que Estados Unidos entró en guerra contra ninguna nación desde el punto de vista del Derecho Internacional. No hubo declaración de guerra ni tampoco una invasión de Vietnam del Sur que este país no hubiera solicitado. Estos motivos hacen que siempre deba escribirse guerra de Vietnam con minúsculas; pues nunca fue reconocida como tal. Este punto hacía imposible imponer una censura de prensa como en cualquier otra contienda hasta la fecha. Por estas características particulares los periodistas pudieron lanzarse a la caza de historias, cosa que resultó más difícil en otros conflictos posteriores, caso de las dos guerras del Golfo Pérsico.

 
Miembros del Equipo Uno del SEAL en una operación por el río Bassac, al sur de Saigón
Soldados estadounidenses en busca de vietcongs
 
Al igual que buena parte de la población estadounidense y parte de la vietnamita en el año 1965 la mayoría de los medios de comunicación estaban a favor de la intervención. Fue después cuando la actitud de los periodistas comenzó a cambiar. Con motivo de las matanzas que pudieron mostrar, el movimiento pacifista hablaba con conocimiento de causa, el cambio de actitud de varios políticos, como el propio McNamara, y el horror de una guerra de guerrillas fueron invirtiendo la actitud de los periodistas hacia el conflicto de Vietnam y siendo esta, la falta de apoyo popular, una de las causas de la derrota. Otros autores, entre los que destaca el propio Ejército de Estados Unidos, prefieren concretar que fueron las restricciones impuestas por los políticos a los militares, a consecuencia de la presión mediática entre otras, las que contribuyeron decididamente a la derrota.

Estados Unidos quería dejar claro que había llegado al sudeste asiático para quedarse y, en segundo lugar, deseaba desplegar su enorme potencia de fuego con la que aniquilar a su enemigo en poco tiempo.

Para lograr el primer objetivo los envíos de más soldados no cesaron en varios años y a finales de 1965 ya eran más de 100.000 los efectivos destinados a Vietnam. En la parte presupuestaria el primer año del conflicto Estados Unidos destinó 1.000 millones de dólares en ayuda, gracias a esta riada económica los suministros alcanzaron la cifra de casi 10 millones de toneladas al mes. Además Estados Unidos siempre se ha enorgullecido de abastecer bien a sus soldados con uniformes limpios cuando no podían bañarse, regalos de casa e incluso periódicos. Los militares llegaban incluso a garantizar al menos una comida caliente al día para todos sus hombres, llevadas en tarrinas de aluminio en helicóptero, aunque a veces la variedad creaba algo de desorganización y errores en la rotación de los ingentes recursos disponibles. Un veterano se quejaba de que recibían uniformes nuevos, galletas y otros artículos, pero ni una sola comida decente en siete días.

Las cosas resultaban muy diferentes para los enemigos. Ellos pasaban necesidades de medicamentos, víveres e incluso agua en sus magníficos sistemas de túneles; tanto es así que los estadounidenses montaron una base sobre el sistema de túneles de Cu Chi, sin darse cuenta nunca de lo que tenían debajo, los vietnamitas salían principalmente para robar comida.

Toda esta ingente cantidad de materiales y suministros requería una enorme cadena logística que lastró mucho al Ejército y lo convertía en un elefante lento y torpe, como lo veían los comunistas. Así uno de cada siete soldados estadounidenses se vio realmente envuelto en combate, los demás pertenecían a cuerpos logísticos, administrativos, médicos, mecánicos.

Para cumplir la segunda meta, el despliegue de potencia de fuego, los camiones y los helicópteros llevaban cañones de distintos calibres a donde hiciera falta para dar cobertura a las tropas de infantería. Cuando las piezas no podían descargarse por lo espeso de la selva aviones de distintos tipos lanzaban bombas de cientos de kilos de explosivo que abrían un cráter para permitir el aterrizaje de los helicópteros. También comenzó a equiparse a los helicópteros con misiles y pronto aparecerían los nuevos helicópteros artillados.

Con todo este poder en sus manos se organizaron varias operaciones de gran envergadura, siendo la primera y más importante la llamada Operación Starlight, contra el Vietcong, y la más sangrienta, la del valle de Ia Drang contra el EVN principalmente.
Los primeros enfrentamientos

Al contrario que los franceses, los estadounidenses vieron la utilidad del helicóptero en aquella guerra y lo utilizaron profusamente. En la imagen, varios helicópteros Huey de las compañías 170ª y 189ª esperando el embarque de tropas en Polei Kleng, Vietnam del Sur, en marzo de 1969. US arcweb archive
 
Aunque en ocasiones quizá dependieran demasiado de los helicópteros, resultó un arma formidable, como quedó perfectamente demostrado en el valle de Ia Drang donde estas máquinas realizaron una fundamental misión para transportar a los hombres al centro de la batalla, aprovisionarlos y extraer a los heridos. Más aún lo fue en la Operación Starlight que fue la primera prueba de fuego para los marines. A principios de 1965 los estadounidenses pusieron en marcha la Starlight y lograron sorprender primero y arrinconar después al Vietcong en la península de Noh Nang. Una vez allí pudieron destruir a los guerrilleros con todo el armamento a su alcance: armas portátiles, artillería, aviación y artillería naval de los cruceros fondeados en el golfo de Tonkín. La victoria estadounidense resultó contundente. En la batalla de Ia Drang la misión fue encontrar al enemigo y aniquilarlo. Unos 1500 soldados norvietnamitas perdieron la vida, frente a 234 estadounidenses. Debido al recuento de cadáveres, la batalla fue declarada una victoria por el ejército estadounidense.

El éxito de la Operación Starlight y en Ia Drang, unido a lo aprendido en Corea en evacuaciones sanitarias (también sobre las mismas selvas de Vietnam cuando sólo eran asesores) fueron la prueba de fuego para este nuevo medio de transporte y también de guerra, en palabras del propio general William Westmoreland. No sólo para salvar heridos, sino para llevar todo lo necesario a cualquier sitio por difícil que fuera e incluso atacar a tierra con ametralladoras y poco después con cohetes.

Ya en agosto de 1962 el informe Howse calificó de "necesario y deseable la adopción del concepto de movilidad aérea en el Ejército"y las reticencias que el Pentágono pudo tener a los aparatos de ala variable quedaron disueltas por completo. Se redactaron planes para formar nuevas unidades que formarían la Caballería Aérea, transportada, apoyada y abastecida por helicóptero. Hombres de la 2ª División de Infantería fueron transferidos a la nueva división y el 1 de julio de 1965 nació la 1ª División de Caballería Aérea.

Sin embargo, en batallas más o menos convencionales, los guerrilleros vietnamitas aún tenían cartas que jugar y lo demostraron en el mes de junio, cuando desintegraron por completo el 51º batallón del ARVN. En una acción sorpresa, cerca del golfo de Tonkín.

Pero la lección de lo terrible que podía ser la potencia de fuego y el empleo del helicóptero la recibió también el EVN en noviembre cuando esperaron a los estadounidenses en el valle de Ia Drang, en las Tierras Altas Centrales. Pese a la desproporción en el número de contendientes, un batallón de caballería aérea (casi 400 hombres) por parte de los estadounidenses contra casi 4.000 combatientes del EVN y el Vietcong, la potencia de fuego de los primeros fue tan grande que la batalla se perdió con terribles bajas para los hombres del norte.

Las primeras lecciones

Victorias como las anteriores animaron a los estadounidenses a seguir las mismas tácticas. Éstas serían:
  1. Uso del helicóptero para disponer de movilidad necesaria en un país montañoso y selvático y también como plataforma de ataque.  Así surgió el primer helicóptero artillado, el AH-1H más conocido como Cobra y el UH-1H o Huey (sólo con verlo la mayoría de las personas lo asocian a Vietnam, ambos aún en servicio a principios del siglo XXI). 
  2.  Gran despliegue de artillería, incluso helitransportada si fuera preciso.
  3. Buscar al enemigo en campo abierto y obligarlo a practicar una lucha «convencional». 
  4.  Empleo de infantería y caballería ligera, preparadas para andar sobre terreno poco apto. Así, los vehículos pesados como el tanque Sheridan fueron fácil blanco para las armas anticarro portátiles.
De esta forma pronto estuvieron disponibles batallones de caballería aérea y gran cantidad de helicópteros. Pero el Viet Cong tomó buena nota de estas tácticas para no repetir el error dos veces.
 
No obstante, autores como los redactores de Nam, crónica de la guerra de Vietnam opinan que los vietnamitas aprendieron mucho más de su oponente de aquellos reveses. La gran capacidad del Vietcong y del general Giap para adaptarse y aprender de sus errores les hizo rectificar su modo de lucha, abandonando la idea de medirse con los estadounidenses como un ejército y pasar a una contienda prolongada y sangrienta, en forma de guerra de guerrillas. Los vietnamitas siguieron las siguientes pautas:


En los túneles grandes contingentes vietnamitas podían vivir y pelear. Muchos de ellos, como este de Cu Chi transformado en museo y fotografiado en 1997, forman parte de la industria turística vietnamita
 
  1. Rehusar el combate en campo abierto o en terreno fácilmente abarcable. 
  2. Luchar siempre lo más cerca posible de su enemigo para evitar el fuego de su artillería.
  3. No permanecer demasiado tiempo en la misma posición y abandonarla en cuanto sus adversarios ofrecieran excesiva resistencia. Incluso llegaban a lanzar tres granadas de mortero y marcharse antes de ver donde caían.
  4. Continuar la construcción de túneles tanto en las llanuras como en colinas para ofrecer un refugio relativamente seguro al Viet Cong y al EVN para descansar, recibir algunos cuidados médicos y «evaporarse» delante del enemigo.
  5. Compartir todos las mismas condiciones de vida y hacerlos sentirse partes de una lucha común. Así los oficiales solían vivir en los mismos agujeros que sus soldados, los miembros del politburó de Hanoi solían adentrarse en la Ruta Ho Chi Minh para animar a los zapadores y a las Brigadas de Choque de las Juventudes especiales. Sin duda este fue un gran logro como testifica el diario de la vietnamita Duong Thi Xuan Quy:
Al andar sola en el bosque me di cuenta de lo vulnerable que era. Todo estaba muy tranquilo: no tenía a nadie delante ni detrás, estaba completamente sola en el sendero. Pero me sentía segura pues sabía que mis camaradas estaban cerca, que marchaban juntos hacia el frente.
 
Estas tácticas descolocaban mucho al alto mando de la coalición, a sus oficiales y a los propios soldados. Un miembro de las Fuerzas Especiales afirmó años después:
 
Me gustaba más en el 65 y 66. Entonces eras tú contra ellos. Ahora te sientas y esperas a que salten por los aires o lo hagas tú.

Campamento base del FNL atacado por los estadounidenses
 
Así, la guerra de Vietnam se convirtió en una serie de larguísimos momentos de inactividad o de marcha interrumpidos por algunos instantes de lucha sangrienta. Lo cual destrozaba los nervios de los soldados y los enfurecía enormemente. El resultado era que la emboscada se convirtió en una obsesión y el evitar caer en una resultaba ser una de las primeras prioridades de los hombres, antes que las órdenes o la obediencia a sus oficiales. Este tedio en la selva y al mismo tiempo la tensión ante un posible ataque destrozó muchos nervios y más de la mitad de los soldados estadounidenses terminaban drogadictos. Esta fue otra causa que les costaría la derrota.

Si dura resultaba la táctica para los soldados no lo era mucho menos para el alto mando. El deseo de conseguir una batalla campal llegó a ser la particular obsesión para el Pentágono, que organizaba operaciones con el fin de localizar el Cuartel General del Vietcong, en su mente seguía fija la idea de que los guerrilleros defenderían aquella valiosa posesión con ahínco y, por tanto, tendrían una oportunidad para destruirlos. Pero por más operaciones que llevaron a cabo el CGVC nunca apareció (suponiendo que el CGVC no fuera en realidad una oficina en Hanoi).

No obstante, el primer año de la guerra, Estados Unidos venció en la práctica en la totalidad de las batallas donde luchó. Esto les hizo pensar en una victoria rápida; pero de la que podían obtener experiencia en combate para sus oficiales por lo que decidieron enviar allí a todos los posibles. Este resultó ser otro de los errores que les llevó a la derrota. Los oficiales rotaban cada 6 meses en lugar de cada 12, cuando las estadísticas informaban de que un militar comenzaba a desenvolverse bien a los tres meses y alcanzaba su óptimo operativo a los 10. Esto hacía que las unidades se sintiesen permanentemente mandadas por novatos ineptos, lo que les hacía candidatos a las temidas emboscadas, en cuyo caso los soldados no dudaban en acabar con sus jefes y con cualquier recluta no demasiado hábil. El cálculo de casi 800 oficiales muertos a manos de sus propios hombres se considera muy optimista.

Los vietnamitas del norte

Pese a la segunda gran derrota de la Ofensiva de Pascua, los guerrilleros del Viet Cong y especialmente el EVN estaban preparados para una nueva ofensiva. En la imagen, un soldado Viet Cong sostiene un fusil AK-47 bajo la bandera vietcong mientras participa en la ceremonia de intercambio de prisioneros supervisado por la junta militar de las cuatro potencias, en 1973
 
Para los vietnamitas del norte y los vietcong la presencia estadounidense sólo era otro enemigo imperialista más al que podían vencer, como habían hecho ya dos veces antes, y conseguir no sólo la reunificación del país, sino la unidad de toda la península Indochina. Fue este espíritu nacionalista en un país del Tercer Mundo, según autores como Maria Teresa Largo Alonso, algo que las estadounidenses no llegaron a entender y a la larga otro motivo de su derrota, la frase tantas veces pronunciada por sus líderes "lucharemos durante mil años".

Se pueden considerar cuatro puntales en que los vietnamitas se apoyaban para vencer.

El ejército de Vietnam del Norte

La guerra de Vietnam se ha comparado y probablemente se seguirá comparando con cualquier otra cosa donde los Estados Unidos ganen con la claridad que se espera de su armamento, como Somalia o Irak. Sin embargo la de Vietnam cuenta con dos diferencias que no se han vuelto a repetir desde entonces:
  • Los estadounidenses y otras fuerzas de la coalición luchaban contra un ejército regular que estaba invadiendo el país, además de contra los guerrilleros. El EVN utilizaba principalmente tácticas guerrilleras y el entrenamiento estaba destinado principalmente a crear lo que se puede llamar fuerzas de irregulares. Pero era un ejército regular en cuanto a reclutamiento, organización, armamento, etc. Además Vietnam del Norte no contaba con vecinos enemigos que debiera vigilar con unidades, por lo que podía destinar prácticamente todos sus recursos a infiltraciones en el Sur.
  • El ejército y el país que lo mandaba contaba con la ayuda de una superpotencia, como era la Unión Soviética, que le facilitó la adquisición del más moderno armamento y entrenamiento. Ciertamente la cantidad no era parecida a la entregada por Estados Unidos a su aliado, pero sí era una ayuda que no puede compararse con las otras fuerzas que se han enfrentado a Estados Unidos posteriormente. Esta afirmación no quiere decir que sin la ayuda soviética el Norte no hubiese conseguido la victoria, pero sí la aceleró notablemente. Alrededor de 11.000 efectivos soviéticos combatieron en Vietnam, la mayoría de ellos pilotos, técnicos y especialistas en defensa antiaérea.
 
La Ruta Ho Chi Minh: el abastecimiento de los guerrilleros
 
La crueldad contra los prisioneros de guerra fue algo común por parte de ambos bandos. En el caso del desertor Le Van Than, capturado por el Vietcong, fue deliberadamente desnutrido durante un mes. Imagen tomada en 1966
 
Puesto que la flota de Estados Unidos hacía imposible el abastecimiento por mar, Vietnam del Norte decidió reforzar, ampliar y utilizar profusamente la ruta que abrió en 1959.

Esta ruta fue bautizada con el nombre del primer presidente del Vietnam moderno, Ho Chi Minh y distaba mucho de ser una carretera, o incluso un camino. Discurría por Laos y Camboya y en su mayor parte era una colección de sendas y veredas utilizadas para transportar todo tipo de provisiones y soldados.

Pese a que se ha sobre valorado su importancia esta ruta fue una pieza clave en la victoria del Norte sobre el Sur. Especialmente porque nunca pudo ser cortada ni detenida. Se utilizaron todo tipos de técnicas desde los bombardeos masivos hasta el sembrado de sensores inteligentes que detectaban el caminar de personas o incluso el sudor; pero por la acción de los animales, la selva, los innumerables caminos y la perseverancia de los vietnamitas todos resultaron inútiles. Así una vietnamita relataba en su diario su agotamiento y el dolor que le producía en la espalda la carga que llevaba; pero también el deseo para seguir adelante y no ser dejada atrás por sus compañeros, pese a todas las privaciones.

Con el tiempo la Ruta fue sembrándose de zonas para descansar y reponerse, además de cultivar alimentos para aliviar la presión sobre las mercancías transportadas. Estos centros fueron objetivos de bombardeos, de ataques por parte de mercenarios contratados por la CIA e incluso de incursiones en Camboya (ver más adelante) y Laos (ver más adelante). Pero, como en el caso de los bombardeos, volvieron a resultar inútiles y la Ho Chi Minh fue una de las piezas claves para poder lanzar la Ofensiva del Tet, después la Ofensiva de Pascua y por último la Ofensiva de Primavera, que terminó con Vietnam del Sur.

Así mismo, fue la Ruta y los puestos levantados en ella la que abrió las puertas a que Vietnam del Norte movilizara su ejército cuando el gobierno pro occidental de Laos cayó y convirtiera a ese país en un protectorado de facto.

 El Vietcong

El Gobierno Provisional de la República de Vietnam del Sur aprendió pronto lo mortífero de la potencia de fuego estadounidense y decidió emplear la guerra de la pulga con pequeños golpes pero de gran contundencia. En teoría se trataba de aplastar a una unidad por la superioridad numérica (diez a uno, aunque no siempre era posible esa proporción) y retirarse antes de la reacción del enemigo.

Entre las ayudas que conseguían en los países vecinos, las que aportaba el Norte y las obtenidas de bombas y granadas sin explotar de Estados Unidos permitían un limitado suministro de material explosivo para fabricar bombas y trampas bombas. El armamento era una prioridad y las demás necesidades ocupaban un segundo plano, casi opuesto al bando enemigo, donde la superioridad logística de las tropas extranjeras no acarreaba más que envidia y odio, y con ellas ganas de golpear con más fuerza. Un ex miembro del Vietcong recordaba:

Nuestros oficiales de inteligencia decían que los estadounidenses tenían filetes, cerveza y helados en sus bases, y que la guerra sólo les ocupaba parte de su tiempo. Llevábamos la guerra sobre nuestras espaldas donde quiera que fuésemos, con o sin armas. A diferencia de ellos teníamos pocas medicinas y ningún hospital cuando nos herían.

Además, su adaptación al terreno les permitía vivir escondidos o trabajando durante el día y por la noche realizar todo tipo de ataques empleando el terreno y la vegetación para acosar a su enemigo. De esta forma la noche realmente les pertenecía, porque durante esas horas, eran ellos quiénes dominaban el terreno.

Su contacto y cercanía con la población local les permitía tener acceso a alimentos e información. Antes de seleccionar un objetivo los comandantes de regimiento enviaban un explorador que tomara contacto con la población local y prepararan la entrada, el ataque y la retirada. Si las tres acciones se consideraban posibles se realizaba el ataque. Estos muchas veces consistían en oleadas humanas, pero sí se tenía cuidado en no desperdiciar vidas humanas y limpiar el terreno de cadáveres para poder honrarlos con una ceremonia cuando la operación terminara.

La cadena de mando del vietcong funcionaba como la de cualquier ejército o incluso mejor. Tanto es así que sorprendieron a los estadounidenses organizando ataques a nivel de división. Una unidad atacaba a otra inferior en número y cuando se solicitaban refuerzos para repeler la agresión, las fuerzas enviadas eran atacadas por una unidad aún mayor que la primera. Así se conseguía aumentar la impaciencia en auxiliados y auxiliadores contribuyendo a la victoria y al derrumbe de la moral, esta fue una de las causas por la que fracasó la Operación Attleboro en 1966. Si los refuerzos eran demasiado grandes el Vietcong siempre podía desaparecer en la selva, excepto quizá una unidad: los pijamas negros. Esta unidad estaba formada por los hombres más motivados, vestían las clásicas prendas de los campesinos y portando un fusil o subfusil, un candado y una cadena para atarse a un árbol con el fin de luchar sin retirada ni rendición, para herir con fuerza a los enemigos o permitir la retirada de sus compañeros.

Los guerrilleros no eran comunistas en su mayoría, ni siquiera eran hombres en su totalidad. Cuando alguna unidad estaba escasa de efectivos reclutaban mujeres que combatían con la misma fiereza que sus compañeros masculinos. Esta fiereza, determinación y renuncias sorprendió mucho a los estadounidenses, a menudo llegados al sureste asiático por un reemplazo. Incluso tiempo después los antiguos miembros de aquella fuerza guerrillera también ven con asombro su abnegación:

Realmente no sé cómo pudimos aguantar todos aquellos años. No había nada que hacer excepto luchar y seguir luchando una vez tomada la decisión. Los soldados estadounidenses tenían suerte. Regresarían a sus casas, a miles de kilómetros, una vez terminada su tarea. Nosotros no teníamos nada, excepto la tierra, nuestra tierra. Si nos rendíamos, no tendríamos nada. Posiblemente, en el fondo de nuestros corazones, les odiábamos.

La moral de los vietnamitas

Aquellos hombres y mujeres menudos y, generalmente, delgados han sorprendido desde entonces a todo el mundo por su tenacidad y voluntad de vencer a cuantos enemigos se les hayan opuesto (refiriéndose a los vietnamitas del norte, no a los del sur). Esta motivación, en ocasiones, era confundida por los estadounidenses con fanatismo o ejemplos del desprecio de los líderes comunistas y dictatoriales hacia su pueblo. Aunque es cierto que ambos Vietnam eran dictaduras y que fueron muy comunes los casos de ejecuciones sumarias por parte de los oficiales del EVN, los vietnamitas tenían un gran deseo de vencer y una fe de hierro en sus sacrificios. Como ejemplo puede servir el testimonio dado por Duong Thi Xuan Quy al cruzar la Autopista 9 al final de la Ruta Ho Chi Minh:

Mi piel se está despellejando y estoy extenuada... Llegué cojeando y eran las seis en punto cuando crucé la Autopista 9. La carretera no era ancha, pero tuvimos que aligerar el paso para no llamar la atención de los aviones enemigos. Apareció de repente ante mí, una curva difuminada por el sol de verano y sembrada de guijarros. No obstante parecía lo suficientemente intacta. Así crucé la Autopista 9, una vía cuyo recuerdo se perpetuará en la historia de nuestro heroico pueblo.

Otro ejemplo de laboriosidad sin desesperanza lo dieron los habitantes de Vietnam del Norte tras los bombardeos que nada tenían que envidiar a la famosa flema británica. Un miembro de la comunidad lo relataba de la siguiente manera:

Desde que empezaron los bombardeos de la "Operación Rolling Thunder", todo el Norte, excepto Hanoi y Haiphong, habían sufrido ataques aéreos de todo tipo: napalm, fósforo blanco, minas antipersona, alto explosivo, desfoliantes. Cada puente, cada encrucijada, cada estación de ferrocarril, cada fábrica habían sido atacados, reconstruidos, camuflados, atacados nuevamente, trasladados y reconstruidos nuevamente.

Para los hombres provenientes de regiones templadas la jungla les puede resultar un lugar hostil, amiga de sus enemigos y enemiga suya, como creían los ingleses en Birmania durante la Segunda Guerra Mundial. Los vietnamitas debían alimentarse de serpientes, ratas, lagartos y, cuando había suerte, arroz; por esta razón cuando los alimentos faltaban podían sobrevivir de la selva sin que se resintiera su moral y cuando aquellos llegaban, tras el robo en una base, se vivían momentos de euforia y satisfacción. Eso fue algo que habían experimentado los franceses de la Columna Alessandri en su penosa marcha hacia China, cuando los aviones estadounidenses lanzaron raciones de comida fue para ellos un manjar; cosa que para los miembros de las unidades estadounidenses perdidas en la selva no suponía ninguna exquisitez e incluso se llegaban a establecer turnos para poder elegir las que más les gustaban.

El Sur recupera terreno

General William Westmoreland
 
El jefe de las fuerzas estadounidenses en Vietnam, el general William Westmoreland, solicitó y consiguió los medios para realizar las acciones que pensaba le llevarían a la victoria.

Las acciones estadounidenses
  1. Operación Rolling Thunder: que comenzó a principios de marzo de 1965 para atacar objetivos en Vietnam del Norte y reducir o eliminar la incursiones de sus unidades en el Sur. Como se demostró después fue uno de los primeros fracasos tanto en los objetivos alcanzados (se pensaba reducir la industria norvietnamita en pocos días) como en las muertes de civiles causadas. Además de constituir un constante quebradero de cabeza para las familias de los pilotos desaparecidos en combate (en inglés MIA). 
  2.  Cortar la llegada de suministros desde el Norte. Para ello se intensificaron las acciones de los Boinas Verdes en las Tierras Altas Centrales formando a una milicia de montaña y consiguiendo muchos éxitos en la Ruta Ho Chi Minh (algunos autores opinan que fue la más eficiente acción de Estados Unidos). Al mismo tiempo la flota estadounidense bloqueó casi todos los envíos por mar.
  3. Atacar al enemigo en su propio terreno. Se intensificaron las operaciones de búsqueda y destrucción, se patrulló con lanchas el Delta del Mekong, se formaron y enviaron los SEAL para realizar acciones de contrainsurgencia... entre las acciones más destacadas.
  4. Desarrollar la campaña Corazones y Mentes, que tanto éxito les reportó a los ingleses en Malasia,22 para atraerse a la población con la reconstrucción de poblados, sanidad o entrega de maquinaria agrícola.
 
Estados Unidos y sus aliados lanzaron una misión tras otra y libraron una batalla tras otra, de las que se puede destacar (algunas ya comentadas):
  • Operación "Starlight para arrinconar al Vietcong.
  • Batalla del valle de Ia Drang para localizar y destruir a los regimientos del EVN que hostigaban a sus fuerzas en la zona montañosa.
  • Operación "Rolling Thunder" para destruir la industria militar nortvietnamita y otros objetivos supuestamente militares.
  • Operación "Market Time" para cortar los suministros llegados por mar.
  • Operación "Prairia" donde se libraron durísimos combates en el llamado Cerro de los murmullos con el fin de detener la infiltración por la zona desmilitarizada.
  • El empleo del Agente Naranja para eliminar la cubierta vegetal que protegía las guaridas y las posiciones desde las que los guerrilleros atacaban a las tropas regulares.
 
Así mismo en diciembre de 1965 la Fuerza Aérea puso en marcha el Programa Big Belly para permitir que los B-52 transportaran casi 10 000 kg de bombas y en abril del año siguiente fueron desplazados a la isla de Guam para poder alcanzar Vietnam del Sur. Desde allí se realizaba una media de 300 salidas al mes. Con esta nueva arma se logró derrotar en 1966 a la Novena división del Vietcong para la que tuvieron que realizar 225 salidas.
 
Las operaciones, los bombardeos y las victorias daban una sensación a la opinión pública de pacificar el país, especialmente la de Estados Unidos; pero la imagen que se tenía al llegar a cualquier parte de Vietnam del Sur era de inseguridad. Así lo comprobaron los soldados españoles cuando llegaron a Saigón en abril de 1966. Los edificios oficiales se veían protegidos por sacos terreros, el autobús que los transportaba llevaba las ventanillas cubiertas por rejas para impedir la entrada de granadas. Incluso en el propio hotel Península, donde se alojaron, tuvieron que interrumpir la emisión de una película por explosiones cercanas y el posterior contraataque con helicópteros. Eso dentro de la propia capital del país.
 
Con esta campaña de misiones y ataques el avance comunista se detuvo casi en seco. Sin embargo el alto mando estadounidense veía varios problemas; el propio Westmoreland reconoció en 1965 que el número de bajas estadounidenses resultó desproporcionadamente alto, en 1966 el número de victorias se redujo (los vietnamitas estaban empezando a llevar la iniciativa) a lo que Westmoreland respondió solicitando, y obteniendo, más soldados y seguir empleando la artillería, la aviación, el alto explosivo y demás medios devastadores a su alcance. De esta forma las operaciones siguieron sucediéndose una tras otra:
 
  • Operación "Cedar Falls" que permitiera destruir las infraestructuras del Vietcong, infligirle fuertes pérdidas y abrir el camino hacia la victoria.
  • Operación "Junction City" para localizar y destruir el supuesto cuartel general del Vietcong en una batalla convencional.
  • Levantar la Línea McNamara para detectar y neutralizar cualquier intento de penetrar por la zona desmilitarizada.
  • Traslado de los B-52 a Tailandia para poder realizar las misiones sin necesidad de reaprovisionamiento en vuelo.
  • Aumento de las salidas de los B-52 hasta una media de 800 al mes.
  • Desarrollar la Fuerza Fluvial Móvil para patrullar el delta del Mekong con el fin de patrullar, localizar y limpiar los santuarios del Vietcong y cualquier cargamento de armas o suministros que se intentara infiltrar por este inmenso río.
 
Gracias a toda esta ayuda y esfuerzo el gobierno de Saigón fue recuperando buena parte del territorio perdido los años anteriores y en 1967 en Estados Unidos se creía que la victoria estaría de su lado en no mucho tiempo. Pero la desmesurada potencia de fuego utilizada estaba resultando contraproducente en muchas ocasiones. Un aldeano comentaba
La aldea ya no existe[...] Fue destruida por los estadounidenses, reconstruida y después destruida nuevamente por ellos. Después de esto se le llamó zona de fuego libre. Dijeron que, con la aldea muerta, ya no había razón para que nadie fuese allí, ni siquiera para visitar la tumba de nuestros antepasados.
Del mismo modo, el empleo de una arma tan devastadora como los superbombarderos B-52 causó rechazo en buena parte del mundo, incluido el propio Estados Unidos.
 
Otras participaciones extranjeras
 
La jungla es un escenario hostil, es por ello que la disposición de tropas experimentadas resultaba muy útil. En la imagen, efectivos de Marines de la Compañía H, 2º Batallón del 4º Regimiento, avanzando durante la operación "Hastings" en Dong Ha, julio de 1966
El presidente Johnson desde un principio trató de atraer a tantos países como pudo para dar una idea de que el "Mundo Libre" estaba luchando contra el comunismo. Muchos países enviaron ayuda, principalmente en forma de suministros médicos que es una de las ayudas mejor vista por la población del país emisor y receptor; pero sólo siete países mandaron soldados a la Península como respuesta del citado "Mundo Libre", pese a que el adjetivo "Libre" es más un eufemismo que una realidad.

La más contundente fue la dictadura coreana. Seúl decidió apoyar a su aliado estadounidense, que les salvó de la invasión comunista la década anterior, con un envío de fuerzas para misiones de segunda línea, al menos en teoría porque pronto comenzaron a realizar acciones de combate.

Inicialmente eran 200 hombres en febrero de 1965, es decir, antes de la entrada masiva de las tropas de Estados Unidos; pero su número fue aumentando hasta situarse en 47.829 soldados en 1967, con una preparación y entrenamiento envidiables. Sus tácticas eran estadounidenses, sus entrenadores de la península coreana, pero sus métodos eran propios y en muchas ocasiones brutales.

La zona asignada era la costa este del país, entre las ciudades de Cam Ranh y Qui Nhon y la patrullaban con gran fanatismo, después de todo ellos conocían de primera mano las acciones de los regímenes comunistas. En 1967 una compañía surcoreana fue atacada por una formación del EVN muy superior en número. La batalla terminó en un baño de sangre con 243 bajas para los vietnamitas y una humillante retirada.

Los coreanos estuvieron en Vietnam del Sur hasta marzo de 1973 con la misión de mantener abiertos los puertos y vías de comunicación; además de enfrentarse a los vietcong.

Por su parte Australia envió una fuerza aún mayor. Las primeros australianos en Indochina llegaron en 1962 como asesores; pero en 1965 el gobierno de Camberra aumentó el contingente a 1.400. Este aporte resultaba de gran importancia para Estados Unidos y su intento de unir a todo el Mundo Libre en contra del comunismo, tanto es así que aquel destacamento fue recibido por el propio general Westmoreland. Además los australianos ya tenían experiencia en la lucha en la jungla. Habían combatido contra los comunistas en Malasia junto a los británicos.

Las tropas de Novísimo Continente siguieron ascendiendo en número hasta llegar a los 7.672 soldados y oficiales en 1967 que realizaron principalmente misiones de búsqueda y destrucción a pequeña escala por todo Vietnam, pero principalmente en la provincia de Phuoc Tuy.

En 1968 el cambio de la situación hizo necesaria la realización de misiones conjuntas con los estadounidenses para defender las bases de Binh Hoa y Long Binh; pero este incremento en la lucha no fue ni mucho menos apreciado en su país. En Australia la participación en la Guerra fue mucho menos popular que en Estados Unidos y provocó una controversia desproporcionada con respecto al volumen de soldados enviados.

En diciembre de 1972 se retiró el último soldado australiano dejando un balance de 46.852 participantes, 492 muertos, 2.398 heridos y 500 millones de dólares.

Con todo, el contingente más numeroso lo envió Tailandia con un total de 11.568 soldados. Además permitió a Estados Unidos emplear su territorio para operar los B52, los cazas y aviones de reconocimiento y el Centro de Vigilancia de la Infiltración. El temor a que Vietnam quisiera adueñarse de toda la península de Indochina y extender el comunismo contribuyó mucho para enviar una participación tan numerosa.

Filipinas por su parte aportó 2.000 soldados, quizá para conseguir permisividad para el régimen dictatorial implantado por el presidente Marcos en el archipiélago. También Taiwán compartía el temor a la invasión comunista con Tailandia y Corea del Sur, pero sólo destinó 31 soldados y la España del anticomunista Francisco Franco mandó 13 médicos militares de los que dos resultarían heridos repeliendo el ataque sufrido durante la Ofensiva del Tet.

Las acciones norvietnamitas

Por la parte vietnamita, el EVN y sobre todo el Viet Cong tenían muy claro que su táctica de atacar y causar todo el daño posible volvería a ser la correcta. Nuevamente se hacía cierta la metáfora:

Será una pelea entre un elefante y un tigre. Si el tigre se queda quieto el elefante lo aplastará sin remedio; pero el tigre nunca se quedará quieto. Saltará sobre el lomo del elefante arrancándole grandes trozos de carne para esconderse después en la jungla. Así el elefante morirá desangrado.
Esta frase encierra la esencia cruel y a veces atroz de aquella guerra, como suelen ser todas las guerras de guerrillas, un miembro del Viet Cong lo explicó claramente:

Nuestros camaradas no sentían pena. Sabían que tenían que matar tantos estadounidenses como fuera posible. Se nos había dicho que masacráramos tantos soldados imperialistas como pudiésemos ya que, si ascendía el número de estadounidenses muertos, el pueblo estadounidense – al que no gustaba esta guerra- derrocaría a su gobierno.

Así mismo la frase anterior contiene otra de las bazas que supo jugar extraordinariamente el pueblo vietnamita: la utilización del terreno en su propio beneficio. En la jungla podían ocultarse sin ser vistos ni siquiera por visores de luz de estrella o de infrarrojos, podían crear refugios más o menos seguros y podían esconderse tras una emboscada o para huir de una acción de búsqueda y destrucción. Los vietnamitas sabían utilizar la hostil selva en su beneficio, algo que los estadounidenses no llegaron a comprender del todo, como demuestra el deseo de terminar con la vegetación con desfoliantes o convertir el terreno en un cenagal baldío a base de bombas.

Las lecciones que EE UU no aprendió

Robert McNamara fue uno de los primeros dirigentes en percibir que la guerra no marchaba por buen camino. Aquí junto a Westmoreland en uno de sus viajes a Vietnam (1965)
 
Pese al extraordinario esfuerzo realizado y a la sensación de triunfo, Estados Unidos no había terminado de comprender el tipo de guerra en la que luchaba y al enemigo al que se enfrentaba. Esta incomprensión se palpa en las continuas estadísticas e informes cuantitativos solicitados y manejados por los mandos sin prestar excesiva atención a los discursos de los dirigentes comunistas; mostrando que se comportaban como en cualquier guerra convencional, donde lo importante son los datos del potencial enemigo, en lugar de una guerra de guerrillas, donde lo vital es separar a los guerrilleros del apoyo popular.

Así mismo, la zona desmilitarizada seguía siendo un foco de infiltración comunista, pese a los duros combates librados allí, pese a la Línea McNamara y su avanzada tecnología y a las baterías instaladas.

Pero lo más crítico era la situación en el llamado Triangulo de Hierro una zona a 50 Km de Saigón repleta de túneles y llenos de vietcong y soldados del EVN. Aquella zona siempre fue una daga sobre la capital del Sur, a medio camino entre los refugios seguros en Camboya y la principal ciudad del Sur, junto a sus áreas más ricas. La Operación Attleboro fue el ejemplo de una gran operación montada para localizar y destruir los refugios y las unidades; pero los soldados de la 196ª División de Infantería Ligera recibieron una formidable paliza cuando lo intentaron en agosto de 1966. Los comunistas lograron evitar el cerco y refugiarse en Camboya. Nuevamente se intentó en enero de 1967 en el marco de la Operación Cedar Falls y nuevamente se libraron combates; pero el Vietcong hizo lo que los estadounidenses consideraban imposible: desaparecer. Se capturó gran cantidad de material y se destruyeron muchos túneles, pero el grueso de las fuerzas guerrilleras había vuelto a zafarse del ataque.

La mayoría de la Administración Jonhson defendía la idea de incrementar los fondos y el personal destinado al sureste asiático; pero Robert McNamara, uno los primeros y más fervientes defensores de la intervención estadounidense, comenzó a tener dudas en 1966 y a plantearse abiertamente la imposibilidad de ganar esa guerra en 1967. Según él la iniciativa de los combates la llevaban los comunistas; ellos podían elegir cuantas bajas sufrir y cuantas infringir a sus oponentes, de esta forma, afirmaba McNamara:

Mantendrán sus pérdidas a un nivel lo suficientemente bajo como para poder aguantar indefinidamente; pero lo suficientemente alto para tentarnos a aumentar nuestras fuerzas hasta el extremo de que la opinión pública estadounidense rechace la guerra.

Una opinión parecida tenía la CIA, agencia que también postulaba la imposibilidad de ganar el conflicto por medios únicamente militares.

1968: el año en que la guerra cambió de rumbo

Hasta el año 1968 existía una cierta autocomplacencia en los mandos militares estadounidenses por la marcha de la contienda. Pese a las bajas y las manifestaciones en contra de la misma, las victorias obtenidas y el terreno recuperado hacían pensar que se estaba en el buen camino, existían informes de inteligencia que anunciaban una gran ofensiva comunista, pero dichos informes no eran lo suficientemente claros o fiables, ya el año anterior se había lanzado una gran operación, la Cedar Falls, a raíz de otra también gran operación de inteligencia, la Operación Rendezvous, pero no consiguió más contactos con el Vietcong que los habituales.1 Por estos motivos fue una sorpresa para prácticamente todos los militares, políticos y analistas, 1968 dio al traste con todas las expectativas estadounidenses y demostró la tenacidad y perseverancia del pueblo vietnamita.

La bandera ondea en Khe Sanh

Un C-130 Hércules, abasteciendo Khe Sanh con el sistema de extracción por paracaídas
 
El mes de enero de 1968 comenzó para los estadounidenses con un fuerte bombardeo en la base de Khe Sanh que, sitiada por dos divisiones del EVN más otros efectivos del Viet Cong, amenazaba con convertirse en un descalabro para los victoriosos ánimos estadounidenses. El Alto Mando realizó un esfuerzo enorme por mantener esa posesión en su poder. Estados Unidos no dejó de enviar aviones con suministros: cuando los aterrizajes fueron imposibles, desarrollaron la salida de la carga con paracaídas; socorrieron a los sitiados por medio de la Operación Pegasus; tomaron las colinas que rodeaban las instalaciones; y un largo etcétera para retener la posición. Parecía que aquella lucha sería una de las pocas de gran envergadura que las mermadas fuerzas guerrilleras podían emprender tras casi tres años de lucha.

Durante ese sitio los marines tomaron la cota 811 e izaron en ella la bandera de las barras y estrellas. Esto se lo recriminó el mando, pues era territorio de Vietnam del Sur, pero alegaron que la única sangre derramada allí era la estadounidense y así dieron título a esta parte de la contienda, aún optimista.

La Ofensiva del Tet

A finales de enero de ese año, cuando se celebra el año nuevo vietnamita (la festividad del Tet) 38 de las 52 capitales de Vietnam del Sur fueron atacadas y muchas prácticamente tomadas. La antigua capital del Imperio Vietnamita, Hué, cayó en poder de los rebeldes y tardó varios días en ser recuperada, tras lo cual se descubrió la matanza de unos 3000 civiles a manos de los norvietnamitas. Saigón estuvo en estado de sitio y la propia embajada de Estados Unidos fue allanada por un comando suicida que casi llega al interior del edificio.


La Ofensiva del Tet resultó muy dañina para las fuerzas del EVN y el Viet Cong, pero lo fue mucho más para la moral de Estados Unidos. En la imagen, varios cuerpos de combatientes del Vietcong yaciendo a la vista de mujeres y niños, mayo de 1968
 
La sorpresa fue total para los estadounidenses y el ARVN. Aquí encontramos otra clave sobre la derrota de Estados Unidos en esta guerra: la inteligencia militar no era capaz de ofrecer información clara y concreta de lo que estaba pasando y lo que se avecinaba. Pese a las toneladas de documentos incautados al enemigo en las operaciones, el empleo masivo de fotografía aérea y, al final del conflicto, de satélites espía, a la dispersión de miles de sensores por la selva y al empleo de los muy sofisticados, para la época, ordenadores de tercera generación; la Agencia de Seguridad Nacional no era consciente de los preparativos para la Ofensiva, ni la magnitud de los complejos de túneles que tanto ayudaron a ella, ni la existencia o no de un cuartel general del EVN en territorio sudvietnamita... Así se llegaba en muchas ocasiones a situaciones donde los oficiales de inteligencia marcaban como blancos importantes lugares que no sabían realmente si lo eran o no; pero que en caso de serlo les haría subir puntos. Naturalmente esos lugares debían ser inspeccionados por la infantería, que se jugaba la vida por ellos en lugar de la inteligencia que debía trabajar para evitarles esos riesgos.

Sin embargo la Ofensiva del Tet también guardaba una pequeña sorpresa para el mando norvietnamita; los soldados del sur resistieron el ataque con pocas deserciones y así ganaron varias luchas encarnizadas. El poder aéreo barrió casi por completo a los guerrilleros del Viet Cong (unos 40.000 muertos según los estadounidenses) y pocos días después todo el territorio ganado por los guerrilleros era recuperado, habiendo perdido el EVN buena parte de los efectivos que tan penosamente consiguió llevar al sur. La Ofensiva del Tet volvía a ser un fracaso como lo fue 14 años antes.

Mucho se ha discutido si el resultado era o no el deseado por Giap y los jerarcas de Hanoi; pero las opiniones son casi unánimes sobre los efectos acarreados en Estados Unidos.

El derrumbe de la moral

Aunque las manifestaciones en contra comenzaron casi desde el comienzo de la intervención (como muestra esta fotografía de 1967, Wichita, Kansas, 1967. US archives) 1968 fue cuando definitivamente los movimientos contra la guerra de Vietnam comenzaron a ser mayoritarios
 
Paradójicamente una victoria como esta hizo ver a los estadounidenses de a pie que los rebeldes no sólo podían dar un buen susto a sus soldados; sino que podían atacar cualquier lugar de Vietnam del Sur, podían entrar en su embajada y violar su territorio. ¿Habían resultado inútiles tantos bombardeos, tres años de lucha con abundantes bajas, la riada de millones enviados y la multitud de manifestaciones y contra manifestaciones? Así se produjo lo que algunos autores han denominado «El colapso de la moral». Tantos mensajes de victoria eran poco menos que un engaño.

De poco sirvieron los comunicados sobre el altísimo índice de bajas inferido al Viet Cong y al EVN, la resistencia que demostró el ARVN o los hallazgos de las Matanzas de Hué. Las manifestaciones de protesta se multiplicaron. Mucho más cuando en 1969 se hicieron públicos los hechos acaecidos en My Lai. El descubrir que las atrocidades cometidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial podían estar repitiéndose en Vietnam, era un acicate que dejaba a pocos indiferentes. Especialmente cuando se constató que el sistema de medir el cumplimiento de los objetivos podía haber convertido a actos como el de My Lai en la punta del iceberg.

Esta es otra de las características de la guerra de Vietnam: los problemas de integración que sufrieron muchos veteranos a su vuelta. El haber arriesgado su vida en una jungla indómita, contra una población siempre sospechosa o incluso hostil, agotándose en extenuantes marchas entre trampas y riesgos de ataques... todo por un país que, a su vuelta, lejos de agradecérselo les despreciaba o incluso los acusaba de asesinatos y atrocidades parecidas (más allá de si habían participado en ellas o no). Ciertamente no era la totalidad de la población; pero sólo el hecho de que una parte cada vez más numerosa de la misma tuviera este sentimiento afectaba mucho a los combatientes que, como todo combatiente, vuelven pensando que el país por el que se han arriesgado los va a mimar y a querer.

La Vietnamización

Pese a que este término y esta idea ya fue planteada por el presidente John Kennedy a principios de los años 60 del siglo XX no fue hasta la victoria de Nixon cuando comenzó a llevarse a la práctica.
Llevada a la práctica por el famoso analista Henry Kissinger la vietnamización perseguía fortalecer y preparar al ARNV para defender el territorio del Sur que mantenía bajo su control (aproximadamente el 94%). Al mismo tiempo debía crear un contexto para desahogar al régimen del presidente Thieu del acoso constante al que le sometían los comunistas del Vietcong y del Vietnam del Norte; de esta manera le ofrecería una posición más fuerte en las negociaciones que debían entablarse para encontrar una salida, ya en febrero de 1969 Kissinger se reunía secretamente en París con dirigentes comunistas para estudiar posibles condiciones de paz.

Nixon dice cambiar el rumbo

 
Nixon realizó la vietnamización del conflicto pero fue implacable con los bombardeos y la extensión de la guerra. Imagen de un acto de la campaña presidencial de 1968
 
Se discute si tras la Ofensiva del Têt en 1968 el Presidente decidió el progresivo desvinculamiento del conflicto o si esta decisión fue unos meses después, tras la Batalla de la Colina de la Hamburguesa. Lo que indudablemente sí sucedió fue la percepción del presidente Johnson de no contar ya con la mayoría de la ciudadanía.

Pese a todo, los envíos de tropas continuaron y en 1969 se aumentó el número de estadounidenses a más de 500.000; pero para entonces el Presidente ya sabía que aquella guerra le había costado la reelección y no se presentó a las legislativas.

Johnson dejó la Casa Blanca en enero de 1969 y Richard Nixon fue elegido nuevo presidente. Los ejes sobre los que basaría su política sobre Vietnam serían:
  • Retirada progresiva de tropas.
  • Mantener el apoyo financiero al gobierno de Vietnam del Sur.
  • Conseguir una paz con honor llevando a Vietnam del Norte y al Viet Cong a la mesa de negociaciones a base de bombas, si fuese preciso.
  • No extender los bombardeos y las acciones bélicas a ningún otro país.
 
El segundo punto del proyecto lo fue cumpliendo progresivamente. No se puede decir lo mismo de los demás. Este hecho, el prometer una cosa dentro de un tema de capital importancia, hacer exactamente lo contrario y volver a ganar las elecciones ha quedado como ejemplo en muchos estadounidenses de como un gran "vendedor de autos" puede arrastrar a todo un pueblo. También prueba la determinación de Nixon para no ser el único presidente de Estados Unidos en perder una guerra.
 
Nixon se mostró implacable con los bombardeos para obligar a Hanoi a sentarse a la mesa. Se negociaron todos los detalles para que pareciera una paz honrosa: llegaron a suspenderse momentáneamente los preparativos de la conferencia para encontrar una forma de entrar las cuatro delegaciones a la vez (en diplomacia el orden de entrada marca a los vencidos y a los vencedores), incluso se paró todo hasta decidir si la mesa sería redonda o cuadrada, mientras continuaban los combates y las muertes.
 
Tras la retirada del Norte de las negociaciones se reanudaron los ataques aéreos para obligarlos a reincorporarse. Cuando lo hicieron se pretendió presentar esto como un victoria; pero lo cierto es que Hanoi no cambió sustancialmente sus exigencias que obligaban, entre otras cosas, al Sur a no poder reconquistar territorio.
 
Respecto a la no extensión de la guerra. Nixon ordenó una campaña secreta de bombardeos sobre Laos, que rápidamente fue conocida y publicada entre otras cosas por ser Laos el país más bombardeado de la Tierra, con más de 2 500 000 bombas de todos los tamaños. Así mismo el ARVN invadió parcialmente ese país con pésimos resultados y lo mismo hicieron con Camboya acompañando a los estadounidenses. Esto terminó de extender el conflicto a esas zonas, ya en guerra civil contra movimientos guerrilleros.
 
Otro problema que afrontaron fue la recopilación de abundante información sobre la organización y disposición de las fuerzas enemigas. Hacia 1969 la CIA, que llevaba mucho tiempo insistiendo en que aquella guerra no podía ganarse por medios convencionales, ya tenía listo su Programa Phoenix que había comenzado en 1967 para ser más selectivos y causar menos carnicerías con bombardeos y granadas de alto explosivo. Pero, y pese a los esfuerzos de varios mandos y oficiales en sentido contrario, el Programa Phoenix terminaría siendo más un terrorismo de estado que una fuente de información fidedigna.
 
Mientras, el Ejército de los Estados Unidos llevó a cientos de oficiales del ARNV a cursos de instrucción para mandos, pilotos y personal de mantenimiento del costoso material que les regalaría (especialmente medios aéreos). Pero los progresos resultaron muy lentos y se veían entorpecidos por la corrupción crónica (los mandos seguían siendo seleccionados según los compromisos de los dirigentes políticos y no por sus cualidades militares). En esta misma línea los oficiales estadounidenses comenzaron a ver que regalarles helicópteros y sustituirlos cuando fueran derribados no conducía a nada si los pilotos continuaban teniendo una capacitación a lo sumo mediocre.
 
La retirada de tropas comenzó en 1970, empezando por el personal de infantería para terminar con los pilotos de los que siempre estaba necesitado el ARNV para su vital apoyo aéreo. Para esta misión el general Westmoreland fue retirado de sus funciones y regresó al Pentágono.
 
Bibliografía:
 
 
Dahiana A. Rosales H.
CI. 19.359.141
CRF
 

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